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Benja es un gran amigo nuestro, a quien llamamos cariñosamente el hombre reto. Que si hay que hacer una mudanza y cargarse una nevera en la espalda, pues se la carga. Que si hay que correr una maratón, pues se corre. Que si hay que batir el record que sea, pues se bate. Así, pim pam.

Esta semana pasada cumplió 40 años y su mujer se curró una fiesta sorpresa en un chiringuito de la playa del Prat. Una currada grande, grande. Y yo me encargué de preparar el pastel. A Benja le encanta el submarinismo, es otra de sus grandes pasiones, otro de sus grandes retos.

Entre todos los asistentes se decidió regalarle una inmersión entre tiburones. Porque claro, si hay que nadar entre tiburones, pues se nada… Así que decidimos que la tarta sería una pista de las muchas que se le fueron dando al cumpleañero durante toda la noche para que averiguara cuál era su regalo.

 

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Opté por hacer un mar con olas y distintas tonalidades de azul, decorado con unas acuarelas de tiburones y un submarinista impresos en papel de arroz. El efecto fue bastante impactante.

Por dentro, chocolate, mascarpone y café. Sí, mi receta especial de tiramisú. Y esta vez no tuvimos ningún problema, la tarta aguantó derecha y en posición durante toda la fiesta.

La fiesta fue increíble, Benja se emocionó mucho y el pastel fue todo un éxito. ¿Qué más se puede pedir?