El próximo 29 de noviembre hará un año que abrí las puertas de mi pequeño taller-escuela-obrador. Y muchos han sido los aprendizajes y las experiencias vividas. Hay días maravillosos; otros, no tanto. Hay meses que ves las cosas con claridad; otros, no tanto. Hay semanas en las que todo tiene sentido; y otras, no tanto.

Así que voy a intentar resumir en 5 puntos super positivos y 5 puntos más tirando a negativos, lo que ha sido mi experiencia en este año. Vamos allá.

Cinco cosas que amo:

  1. La felicidad y el agradecimiento sincero que muestran mis clientes. Esa, es la mayor recompensa. Estar en un trabajo donde haces feliz a la gente, donde formas parte de momentos especiales en sus vidas, donde cada vez que entregas esa tarta ves una cara que se ilumina. Eso, es muy grande.
  2. La creatividad que puedo desplegar en cada una de las creaciones. Esa increible y maravillosa satisfacción que supone crear, imaginar, idear algo de la nada. Intentar hacer cada vez algo distinto, único, bonito, armonioso y con un toque personal, es un gran placer.
  3. Poder enseñar. Yo que pensaba que sería una maestra nefasta, pues mira por dónde, no se me da mal. Y no solamente no es que no se me dé mal, es que disfruto mucho con ello. Y ver luego las creaciones que me mandan mis alumnos me llenan de orgullo y satisfacción.
  4. Las millones de cosas nuevas que aprendo cada día. Evidentemente, yo estoy aprendiendo cosas nuevas cada día. Aprendo nuevas formas de hacer las cosas a partir de las dudas que me plantean los alumnos. Aprendo a optimizar tiempo y recursos, a simplificar procesos. Aprendo nuevas técnicas gracias a grandes artistas, fantásticas master classes y tutoriales online. Aprendo SEO, blogging, retoque, fotografía, gestión de contenidos, business… Aprendo y absorbo día a día millones de pequeñas cosas.
  5. La cantidad de gente estupenda que he conocido, que me ha ayudado y que sé que está ahí, incondicionalmente. Tanto físicamente como virtualmente. Tener un blog y estar en redes sociales ha hecho que conozca a muchísimas personas maravillosas, que me apoyan, que me siguen, que me dan ánimos cada día, que valoran mi trabajo y dan sentido a los sinsentidos. Personas que no he visto en mi vida y que, sin embargo, están día a día ahí. Y hoy se merecen un GRACIAS así, en mayúsculas y desde el corazón. Las mismas GRACIAS que se merecen cada uno de los clientes y los alumnos que ha pasado por Sweetmana en todo este tiempo, los que me ayudaron a empezar, los que me ayudaron a crecer y los que repiten,  y repiten, y repiten. Y por supuesto, GRACIAS a mi familia y a mis amigos que son el gran soporte vital y emocional de mi vida.

 

sweetmama-slider-pastel-boda-barcelona-wafer-paper

 

Cinco cosas que no me gustan:

  1. La sensación de estar nadando contra corriente. ¿Por qué todo es tan difícil? Hay muchos días que me voy a casa preguntándome eso mismo. Y es, simplemente, agotador.
  2. Los pagos y gastos desmesurados, sin sentido.IVA, autónomos, la luz que no deja de subir, seguros, normativas… Una cuota fija de autónomos independiente a la facturación, es una auténtica estupidez. Es que si empiezas a sumar entiendes porque hay tanta gente que decide quedarse en su casa. La gente que manda debería darse cuenta de lo deprimente que es salir a la calle cada día y encontrarte con una nueva tienda que ha tenido que cerrar. Y ojo que quedarte en tu casa no es una solución ya que daña mucho la imagen del sector y fomenta la competencia desleal, pero claro, qué remedio.
  3. Esa sensación que a veces siento de tener que justificar el trabajo. Cuando doy el precio de una tarta, cuando publico un curso, cuando te piden algo sencillito para dos personas, pero que sea en 3D y baratito. Ya lo sabéis por este otro post. Hay mucha desinformación respecto a esto de la repostería creativa.
  4. Esas prácticas, no demasiado aceptables, que a veces te encuentras… Esas fotos robadas en los perfiles y webs de otras. Publicidad de una tarta rebentada de precio con una foto que no es para nada lo que luego te vas a encontrar. Esa gente que te contacta, que no conoces de nada, que te exige que le ayudes y que luego ni siquiera te dan las gracias. ¿Qué os voy a contar que no sepáis?
  5. No poder actuar de buena fe. Me ha pasado en más de una ocasión (ya se dice que somos los únicos que tropezamos dos veces con la misma piedra) mandar prespuestos y bocetos por mail, con toda la buena intención del mundo y si te he visto no me acuerdo. Ni siquiera un gracias. Gente que luego sigue adelante con el evento con una tarta, una mesa dulce, una propuesta sospechosamente similar a la mía. Eso duele. Sobre todo porque al final te tienes que poner en plan borde y decirle a la gente que no les puedes mandar las propuestas por mail. Claro, muchos no lo entienden, consideran que es una lata tener que desplazarse. Pero claro, a la fuerza ahorcan. Y da mucha pena.

 

PERO….

Dicho lo dicho me gustaría aclarar que, en general, el balance es muy positivo. Son mayores las satisfacciones que las penas. Son mayores los días buenos que los malos. Son muchos más los comentarios geniales de reconocimiento de mi trabajo, que lo contrario. Por eso os digo que aquí sigo.

Y, espero que, por mucho tiempo…

Gracias a todos! De corazón.